jueves, 30 de abril de 2009

Traducción imaginaria

Juan es un chico muy enamoradizo. ¡Claro, tiene 14 años! Y, además, es muy curioso y creativo. Encontró un poema muy original que le gustaría regalarle a la chica de la que se ha enamorado, para sorprenderla e impresionarla. Pero tiene un gran problema, no sabe cómo hacer para “traducirla”, para que a su chica le guste. ¿Pueden ayudarlo?

Ator, ator...
Ator, ator mutil etxera
Gaztaña zimelak jatera
Gabon gaba ospatutzeco
Aitaren ta amaren onduan
Ikusiko dek Aita bareska
Ama be poz atzegiñez
Era gi jok mutil
Aureko dambolina ori
Gazteñac ere artian
Gazteñac ere artian
Txipli txapla plum
Gabon gaba posik igaro daigun.
(poema tradicional en euskera)

La piedra en el estanque

A los chicos les gusta tirar piedras en el agua y ver cómo se forman onditas. Nosotros vamos a hacer lo mismo con palabras.
Anoten muchas palabras que terminen igual. Por ejemplo, pueden ser: oca, poca, toca, loca, carioca, boca, provoca. Pueden usar las terminaciones que se les ocurran.
Con esas palabras escriban una historia en la que las utilicen. Acuérdense de que las palabras van a rimar, asi que pueden escribirlas en verso o en prosa.
¡Mucha suerte!
(basado en la idea de Gianni Rodari. Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias. Barcelona, Ed. Reforma de la Escuela, 1979).

EL REGRESO DE LAS METÁFORAS MUERTAS

Aunque ustedes no se den cuenta, metáforas usamos todos los días, no solamente en los textos literarios. De hecho, muchas frases que dicen los chicos son grandes metáforas. Vamos a usar algunas de ellas para escribir. ¡Manos a la obra!
1. Anoten todas las palabras o frases que escuchan por ahí en la vida cotidiana. Por ejemplo, aquí van algunas:
Cortala de una vez
Qué copado
Está de la nuca
Está chapita
Soy una tumba
Manso...
Me robó el corazón
Borrate del mapa
Están al palo...
2. Elijan de esa lista algunas de ellas y luego inventen una historia. Pueden ayudarse haciendo preguntas que esas frases respondan: ¿qué le pasa a alguien que corta a alguien de una vez?, ¿cómo quedará una persona que está copada?, ¿Y el que se borra del mapa o se convierte en una tumba?.
3. Por supuesto, al final, agréguenle un título “re- copado”.

martes, 28 de abril de 2009

23 de abril. Día del libro y día del idioma




















Miguel, cuánto te queremos...
Hoy pienso en vos, mi querido Miguel, en las veces que fuiste despreciado, saqueado y prisionero. Pienso en las largas horas, interminables horas sin libros, en la cárcel de Argel. Pienso en la incomprensión de los recaudadores de impuestos que te dejaron en la ruina. Pienso en el instante en que el cañón te rebanó el brazo en aquella batalla famosa de Lepanto.
Pero también pienso en el Cervantes que conocí en mi juventud, con respeto de estudiante universitaria. En las largas noches de insomnio, cuando me llevaste de la mano por las páginas de tu Quijote y me hiciste reír, mucho, aunque en esa época yo no tenía muchas ganas. Pienso en tus refranes y en ese informe que tuve que exponer justo cuando no tenía ganas de hablar. Tus refranes me recuerdan a mi bisabuela materna y por eso, no dejo de sonreírme a solas cuando alguno emerge y fluye para cada situación.
Pienso en el Quijote que me recibió en Madrid y que me paseó por la llanura manchega justo a 500 años de su nacimiento. Creí ver a Don Quijote pavonearse por esas tierras rojizas con su fiel Sancho, entre esos viñedos rastreros. También entendí porqué el mayor placer puede ser paladear “Duelos y quebrantos los sábados” y “pisto manchego”, bañado en las notas cálidas de un cencibeles, para culminar con natillas de azafrán.
Caminar por el pueblo de El Toboso, fue como recorrer el cap. IX con Don Quijote y Sancho, quienes buscan la casa de Dulcinea, aunque la búsqueda es un engaño, porque Sancho sabe que tal señora, Aldonza Lorenzo, no vive en la ciudad. Sin embargo, recorrí las callecitas empedradas, siguiendo frases de este capítulo que marcan el recorrido. Pasamos por la Iglesia del pueblo, del s. XI, para llegar finalmente al Centro de Cervantes (con una colección completísima de ediciones del Quijote en todos los idiomas, incluso coreano, chino, esperanto, etc,, de todas las épocas) y a la casa de la señora que inspiró a Cervantes para el personaje, Anita Martínez, una dama muy codiciada por su belleza. A esta casa le llaman "Casa de Dulcinea" (típica casa noble manchega del siglo XVI).
La parada siguiente fue a la entrada del pueblo de Consuegra, donde te descubrí en cada molino de viento. Ahora sé que pelear contra ellos no es imposible, a pesar de su grandeza, siempre que la convicción nos ayude a seguir adelante incólumes. En Puerto Lápiz, velamos juntos las armas y te abrazamos –tal como muestra la foto- para poder sentir que podias acompañarmos hasta Aranjuez, allí donde el palacio veraniego real exalta la grandeza manchega. Supongo que eras vos el que nos guiaste por Castilla, mientras mis compañeros de mil razas, me enseñaron que un libro puede unir al mundo entero, a pesar de tiempos y distancias.
Vicky Diumenjo- Villa La Angostura, 23 abril de 2009.
Viaje a la Ruta del Quijote: Castilla La Mancha- 22 de octubre de 2005.

sábado, 25 de abril de 2009

PALABRAS DE COLORES

Les proponemos que lean el siguiente texto de Eduardo Galdeano y luego, a partir de lo leído, sigan las instrucciones para realizar el siguiente juego de escritura:

Magda Lemonier recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños y las guarda en cajas. En caja roja, guarda las palabras furiosas. En caja verde, las palabras amantes. En caja azul, las neutrales. En caja amarilla, las tristes. Y en caja transparente guarda las palabras que tienen magia.
A veces, ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa, para que las palabras se mezclen como quieran. Entonces, las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá.

Eduardo Galeano. Las palabras andantes.


Les sugerimos que por un ratito se transformen en Magda Lemmonier y sigan sus pasos para poder componer un cuento:
1. Hagan una lista de todas las palabras que se les ocurren que se relacionen con sus sentimientos, emociones, ideas, etc., según los colores del texto de Galeano.
2. Luego “llenen” cada una de las cajas con palabras (pueden haberlas escrito en papelitos previamente), que representen los diferentes estados anímicos, ordenándolas según el color.
3. Luego, vuelvan a anotar todas las palabras mezcladas. Según las combinaciones que hayan pensado, imaginen una historia posible.Relaten la historia que imaginaron teniendo en cuenta que además de las palabras elegidas pueden incorporar derivaciones de esas palabras o de la misma “familia”, y agregar otras que necesiten para que los textos sean coherentes.

martes, 21 de abril de 2009

Para presentarnos ante el mundo...


Los escritores han sabido desde siempre que, para hacer conocer sus escritos, también debían darse a conocer ante el mundo. Así, existe una larga lista de libros de memorias, diarios, biografías (autorizadas y no tanto) y, por supuesto, autobiografías. Estos dos poetas, que sabían mucho de “marketing”, tuvieron una mejor idea: hacer su autobiografía en el breve lapso de una poesía, en pocas palabras, la “inefabilidad” de la vida.
Te invito a leerlas y a escribir después tu propia AUTOBIOGRAFÍA- POESÍA

BIOGRAFÍA
Cuna. Babero. Escuela. Libros. Tesis. Diploma.
Pobreza. Pleitos. Jueces. Las cortes. Ruido.
Comités. Elecciones. Tribuna. Gloria. Olvido.
Viajes. El bosque. Londres. París o Roma.

Regreso. Novia. Enlace. Rorros. Dientes. Aroma.
Ilusión. Señoritas. La Sociedad. Marido.
Bailes. Celos. Pesares. Esclavitud. Gemido.
Nietos. Babero. Escuela. Griego. Latín y Doma.

Vejez. Gota. Desvelos. Desilusión. Novelas.
Ceguera. Gripe. Vértigos. Callos. Penas.
Abandono. Esquiveces. El patatús. La fosa.

Llanto. Duelo. Discursos. Decreto. Paz. Sonrisa.
Risa. Chalets. Pianola. Paseos. Una misa.
Tumba. Silencio. Ortigas. Ausencia. Cruz mohosa.

Guillermo Valencia (Popayán- Colombia, 1873-1943) Poeta, político y diplomático colombiano, uno de los nombres fundamentales de la generación modernista. Obras: Ritos, (1896-98, Londres, 1914), Obra poética completa, Catay (1929), poemas chinos, traducidos en verso al español a partir de una versión francesa en prosa.

Autorretrato

Por mi parte soy o creo ser duro de nariz,
mínimo de ojos, escaso de pelos en la cabeza,
creciente de abdomen, largo de piernas,
ancho de suelas, amarillo de tez,
generoso de amores, imposible de cálculos
confuso de palabras, tierno de manos,
lento de andar, inoxidable de corazón,
aficionado a las estrellas, mareas, maremotos,
admirador de escarabajos, caminante de arenas,

torpe de instituciones, chileno a perpetuidad,
amigo de mis amigos, mudo de enemigos,
entrometido entre pájaros, maleducado en casa,
tímido en los salones, arrepentido sin objeto,
horrendo administrador, navegante de boca
y yerbatero de la tinta, discreto entre los animales,
afortunado de nubarrones, investigador de mercados,

oscuro en las bibliotecas, melancólico en las cordilleras,
incansable en los bosques, lentísimo de contestaciones,
ocurrente años después, vulgar durante todo el año,
resplandeciente con mi cuaderno, monumental de apetito,
tigre para dormir, sosegado en la alegría,
inspector del cielo nocturno, trabajador invisible,
desordenado, persistente, valiente por necesidad,
cobarde sin pecado, soñoliento de vocación,
amable de mujeres, activo por padecimiento,
poeta por maldición y tonto de capirote.

Pablo Neruda(1904-1973) Neftalí Ricardo Reyes Basoalto, poeta, político y diplomático chileno. Obras: Canto General, Crepusculario, Cien sonetos de amor, Estravagario, etc. Sus memorias están compiladas en el libro Confieso que he vivido (1971)

miércoles, 1 de abril de 2009

UN BANQUETE DE TEXTOS
La función del lector/I
Cuando Lucía Peláez era muy niña, leyó una novela a escondidas. La leyó a pedacitos, noche tras noche, ocultándola bajo la almohada. Ella la había robado de la biblioteca de cedro donde el tío guardaba sus libros preferidos.
Mucho caminó Lucía, después, mientras pasaban los años. En busca de fantasmas caminó por los farallones sobre el río Antioquia y en busca de gente caminó por las calles de las ciudades violentas.
Mucho caminó Lucía, y a lo largo de su viaje iba siempre acompañada por los ecos de los ecos de aquellas lejanas voces que ella había escuchado, con sus ojos, en la infancia.
Lucía no ha vuelto a leer ese libro. Ya no lo reconocería. Tanto le ha
crecido adentro que ahora es otro, ahora es suyo.
(Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.)



Arte poética
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema ;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.
El Poeta es un pequeño Dios.
(Vicente Huidobro. El espejo de Agua, 1916)


Dulcinea del Toboso
Leyó tantas novelas que terminó perdiendo la razón. Se hacía llamar Dulcinea del Toboso (en realidad se llamaba Aldonza Lorenzo), se creía princesa (era hija de aldeanos), se imaginaba joven y hermosa (tenía cuarenta años y la cara picada de viruelas). Finalmente se inventó un enamorado al que le dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacia remotos reinos en busca de aventuras y peligros, tanto como para hacer méritos y, a la vuelta, poder casarse con una dama de tanto copete como ella. Se pasaba todo el tiempo asomada a la ventana esperando el regreso del inexistente caballero. Alonso Quijano, un pobre diablo que la amaba, ideó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en su rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas que Dulcinea atribuía a su galán. Cuando, seguro del éxito de su estratagema, volvió al Toboso, Dulcinea había muerto.

La Bella Durmiente y el Príncipe
La Bella Durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al Príncipe. Y cuando lo oye acercarse simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.

Romeo frente al cadaver de Julieta
Cripta del mausoleo de los Capuletos, en Verona. Al levantarse el telón, la cripta, en penumbras, deja ver un túmulo, y, sobre éste, el cadáver de Julieta.
Entra ROMEO con una antorcha encendida. Se acerca al túmulo. Contempla en silencio los despojos de su amada. Luego se vuelve hacia los espectadores.
ROMEO.-¡Era, pues, verdad! ¡Julieta se ha suicidado! Veloces mensajeros, oculto el rostro chismoso tras la máscara de un falso dolor, corrieron a Mantua a darme la noticia. Pero, junto con la noticia, hacían tintinear en el aire la intimación de que volviese, la amenaza de que, en caso contrario, me traerían por la fuerza. Todos se despedían de mí con el mismo adiós: "Romeo, ahora sabrás cuál es tu deber". He comprendido. He vuelto. Aquí estoy. No he encontrado a nadie en el camino. Nadie me estorbó el paso para que llegase a este lúgubre sitio y me enfrentase a solas con el cadáver de Julieta. Excesivas casualidades, demasiada benevolencia del destino, sospechoso azar. Alcahuetería de la noche, ¿Cuál es tu precio? Los que te han sobornado ahora me espían, huéspedes de tu sombra. Aguardan que les entregues lo que les prometiste. ¿Y qué les prometiste, noche rufiana? ¡Mi suicidio! Así podrán dar por concluida esta historia que tanto los irrita y que, en el fondo, los compromete de una manera fastidiosa. Julieta ya ha escrito la mitad del epílogo. Ahora yo debo añadirle la otra mitad para que el telón descienda entre lágrimas y aplausos, y ellos puedan levantarse de sus asientos, saludarse unos a otros, reconciliarse los que estaban enemistados, tú, Montesco, con vos, Capuleto, y luego volverse a sus casas a comer, a dormir, a fornicar y a seguir viviendo. Y si no lo hago por las buenas, me obligarán a hacerlo por las malas. Me llamarán Romeo de pacotilla, amante castrado, vil cobarde. Me cerrarán todas las puertas. Seré tratado como el peor de los delincuentes. Terminarán por acusarme de ser el asesino de Julieta y alguien se creerá con derecho a vengar ese crimen. O escribo yo la conclusión o la escribirán ellos, pero siempre con la misma tinta: mi sangre. De lo contrario la muerte de Julieta los haría sentirse culpables. Suicidándonos, Julieta y yo intercambiamos responsabilidades y ellos quedan libres. (A Julieta.) ¿Te das cuenta, atolondrada? ¿Te das cuenta de lo que has hecho? ¿Tenías necesidad de obligarme a tanto? ¿Era necesario recurrir a estas exageraciones? Nos amábamos, está bien, nos amábamos. Pero de ahí no había que pasar. Amarse tiene sentido mientras se vive. Después, ¿qué importa? Ahora me enredaste en este juego siniestro y yo, lo quiera o no, debo seguir jugándolo. Me has colocado entre la espada y la pared. Sin mi previo consentimiento, aclaro. Nací amante, no héroe. Soy un hombre normal, no un maniático suicida. Pero tú, con tu famosa muerte, te encaramaste de golpe a una altura sobrehumana hasta la que ahora debo empinarme para no ser menos que tú, para ser digo de tu amor, para no dejar de ser Romeo. ¡Funesta paradoja! Para no dejar de ser Romeo debo dejar de ser Romeo. (Al público.) Esto me pasa por enamorarme de adolescentes. Lo toman todo a la tremenda. Su amor es una constante extorsión. O el tálamo o la tumba. Nada de paños tibios, de concesiones, de moratorias, de acuerdos mutuos. Y así favorecen los egoístas designios de los mayores, que aprovechan esa rigidez para quebrarles la voluntad como leña seca. (Otro tono.) Ah, pero yo me niego. Me niego a repetir su error. Todo esto es una emboscada tendida con el único propósito de capturarme. Señores, miladis, rehúso poner mi pie en el cepo. Amo a Julieta. La amaré mientra viva. La lloraré hasta que se me acaben las lágrimas. Pero no esperéis más de mí. No me exijáis más. La vida justifica nuestros amores, en tanto que ningún amor es suficiente justificación para la muerte. Buenas noches.
(Arroja la antorcha en un rincón, donde se apaga; se emboza la capa y sale.
La escena queda sola unos instantes. Luego entran dos PAJES conduciendo el cadáver de ROMEO con una daga clavada en el pecho. Lo depositan a los pies del túmulo. Uno de los PAJES coloca una mano de ROMEO en la empuñadura de la daga. Se retiran.
Entra FRAY LORENZO. Cae de hinojos. Alza los brazos.)
FRAY LORENZO.- ¡Oh amantes perfectos!

(Marco Denevi. Falsificaciones, 1966)


En verdad, en verdad hablando,
la poesía es un trabajo difícil
que se pierde o se gana
al compás de los años otoñales.
(Cuando uno es joveny las flores
que caen no se recogen
uno escribe y escribe entre las noches,
y a veces se llenan cientos y cientos
de cuartillas inservibles.Uno puede alardear
y decir“yo escribo y no corrijo,
los poemas salen de mi mano
como la primavera que derrumbaron
los viejos cipreses de mi calle”)
Pero conforme pasa el tiempo
y los años se filtran entre las sienes,
la poesía se va haciendo
trabajo de alfarero,
arcilla que se cuece entre las manos,
arcilla que moldean fuegos rápidos.
Y la poesía esun relámpago maravilloso,
una lluvia de palabras silenciosas,
un bosque de latidos y esperanzas,
el canto de los pueblos oprimidos,
el nuevo canto de los pueblos liberados.
Y la poesía es entonces,
el amor, la muerte,la redención del hombre.
Madrid, 1961 – La Habana, 1962
Javier Heraud (Lima, Perú, 1942-1963), Poesía completa, Lima, Peisa, 1989

El enamorado
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

(Jorge Luis Borges, 1977)

punto de partida del taller de escritura creativa

...Que mi palabra sea
la cosa misma,
creada por mi alma nuevamente.
Que por mí vayan todos
los que no las conocen, a las cosas;
que por mí vayan todos
los que ya las olvidan, a las cosas;
que por mí vayan todos
los mismos que las aman, a las cosas...
¡Inteligencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ


¿Sobre qué escribo, a la hora de escribir?
¿Qué espero de este taller?
¿Por qué publiqué o me gustaría publicar?
¿Soy ya un escritor?

Lo importante de esta práctica es trabajar sin ningún tipo de censura. Escriban con absoluta libertad y franqueza. El texto es para ustedes: una especie de diario íntimo de escritor. Relean las respuestas y verán un interesante autorretrato. O, mejor todavía, un Retrato del artista adolescente, al decir de James Joyce.
Estas preguntas —las respuestas a estas preguntas— los ayudarán a conocerse más, a abrirse frente a la página en blanco o la pantalla de la compu. Porque hacer literatura es, de alguna mágica manera, compartir con los demás ese gran secreto que somos. Ese misterio que luchamos por esconder y que, al mismo tiempo, tanto queremos revelarle al mundo.
La vida encuentra su auténtico sentido en el arte y en el amor, y a veces descubrir eso nos puede llevar… toda la vida. ¿Por qué? Porque implica la tarea más difícil del mundo: conocernos a nosotros mismos.

Cinco puntos de partida
Para hacerle frente a estos tiempos, nada mejor que darse el lujo de crear.
Sólo escribiendo se aprende a escribir. Escribiendo y corrigiendo, hasta que lo escrito nos represente.
Quienes rinden culto a la espontaneidad, sin ir más allá de lo que les salga, no irán más allá de lo que les salga.
Jamás se deberá intentar escribir de acuerdo con recetas o moldes prefijados. Tal cosa no existe, no tiene nada que ver con la verdadera creación.
El acercamiento a la literatura significa un desgarrante acto de felicidad. Si un hombre necesita crear (por desesperación, no por dinero o fama) y logra dominar su estilo para dar forma a sus sueños más escondidos, será un artista singular, único, irrepetible.

(En: Marcelo Di Marco. Taller de corte y corrección, Bs. As. Sudamericana, 2002.)


LA PALOMA MENSAJERA ATACA DE NUEVO
Con un poco de talento y ganas, cualquiera puede escribir. Sobre todo, si cuenta también con una fuerte dosis de sensibilidad, condimentada por buenas lecturas y contaminada por los vaivenes de la vida. Hoy la escritura ha regresado. Gracias a las modernas tecnologías, escribir volvió a ser una necesidad cotidiana.
Es muy probable que, mediante la redacción de algún email, muchos de ustedes hayan descubierto en sí mismos cierta capacidad para poner sus cosas por escrito y llegar al otro. Sienten fuerte rechazo o afecto por tal o cual profesor y se lo cuentan a un amigo en una carta. Conocen a una persona que les gusta —que les gusta mucho— y le escriben para invitarla, por ahora, a estudiar… Si ponen todo el corazón en la escritura, nos atrevemos a decir que cualquiera de esos dos hipotéticos mensajes será un escrito vívido, relevante, único y personal. Aunque esas líneas aún no sean literatura (y ya tendremos más de una oportunidad de ver qué es literatura), por algo se empieza.
Escríbanle un e-mail o una carta a un amigo y/ o personaje real o inventado. Acá tienen algunos temas posibles (aparte de los que a ustedes se les ocurran, por supuesto):

- Cuéntenle como si fueran niños, algo que jamás se atrevieron a contarle
- Denle instrucciones para utilizar algún aparato que solo es incapaz de manipular (puede ser una máquina inventada por ustedes)
- Cuéntenle sobre algún libro, película o banda musical que acaban de editar.

- Narren o coméntenle algún hecho que les ha ocurrido y no se animaron a contarle.
- Felicítenlo por un hecho (o conduélanse).
- Aconséjenlo (piensen que su amigo no se siente del todo bien: está lejos y extraña, o acaba de vivir una situación difícil).

Tal vez Ernesto Sábato tenga razón, y hoy estemos viviendo lo que él llama “El Tiempo del desprecio”. No le demos el gusto a una época así: acuérdense de comenzar toda comunicación con un encabezamiento amable —Querido o Querida, Estimado o Estimada; o, ¿por qué no?, un simple y cordial ¡Hola!—. Al final, no olviden despedirse... Y jamás dejen de contestar los mensajes que hayan recibido.